Cuando estás haciendo un viaje largo moviendote por tierra, pasando de país en país, cada vez que cruzas una frontera es como terminar un viaje y a su vez darle vida a otro. Cada frontera tiene su forma de ser cruzada y sus secretillos por hacerlo de la forma más barata. Podemos decirte que es muy simple y seguro cruzar la frontera del Chuy – Chuí entre Uruguay y Brasil, haciendo una comparación con otras fronteras sudamericanas.
Nosotros lo hicimos dejándonos atrás la rústica terminal de ómnibus de Punta del Diablo en los autobuses que a diario salen hacia el paso fronterizo del Chuy – Chuí. En un momento del viaje el bus se detuvo frente a las oficinas de migraciones donde rápidamente sellaron nuestros pasaportes.
Continuamos por unos kilómetros más hasta que llegamos a una concurrida plaza donde todos los pasajeros comenzaron a bajarse. Preguntando nos enteramos que estábamos en la Plaza Artigas del Chuy, y que para llegar a la frontera brasilera había que tomar un taxi.
Como la estación terminal brasilera no estaba muy lejos decidimos ir caminando. Ahí fue cuando descubrimos que con el solo hecho de cruzar la Avenida Brasil, uno abandona Uruguay para entrar automaticamente en territorio brasileiro, asì de simple… sin fronteras, oficina de migraciones, ni policías!
Estas dos ciudades fronterizas estàn divididas por la Avenida Brasil, poblada de negocios de todo tipo, en su mayoría «made in china». Veredas repletas de vendedores ambulantes, artesanías locales, hamacas, como también restaurantes y casas de cambio. Miles de personas cruzando de un lado al otro de la avenida, buscando la mejor oferta.
También nosotros cruzamos la Avenida Brasil y caminamos por unas calles hasta llegar a la «Rodoviaria», la terminal de ómnibus brasilera. Un antiguo galpón con una boletería y baños hacen de terminal en esta pequeña ciudad fronteriza. El lugar poco iluminado y tiene tan solo dos o tres andenes, al parecer no mucha gente pasa por aquí!!
La mejor opción para conectar con las ciudades más importantes de Brasil es llegar hasta Porto Alegre. Desde ahí varias empresas cubren todas la rutas. Compramos nuestros pasajes hacia Porto Alegre para el bus nocturno de las 23:00. El viaje dura toda la noche para al otro dia bien temprano depertar en la ciudad capital del estado de Rio Grande Do Sul.
Como todavía faltaban algunas horas para la salida dejamos nuestras mochilas en el guardamaletas que hay en la terminal y salimos a dar una vuelta por la Avenida Brasil, queríamos también aprovechar alguna oferta fronteriza! Caminamos por el lugar recorriendo los negocios ya sea del lado brasilero que del lado uruguayo hasta que nuestros ojos y sentidos se agotaron de tanta información y consumo desenfrenado!
Después de cenar un buen plato de feijao, el típico plato brasilero, tomamos el autobús de la medianoche. A unos 5 kilómetros de viaje nos detuvimos en las oficinas de migraciones de Brasil. De nuevo pasaporte, sello y un «tudo bom» como bienvenida. Bem-vindos a la tierra de la samba y Pelè! Después de 7 años volvíamos a Brasil para reencontrarnos con toda su naturaleza, cultura, comida y vida cotidiana.
Si has terminado de leer este pequeño relato sobre cómo cruzar la frontera del Chuy – Chuí te habrás dado cuenta que esas ciudades no son dos, sino una separada por una ancha avenida. La Avenida Brasil separa dos culturas, dos idiomas y dos forma de ver la vida, tiene dos veredas con tiendas que exponen precios en diferentes valutas y restaurantes de los cuales salen aromas propios de distintas comidas típicas.
Entre las oficinas de migraciones de las fronteras terrestres queda un lugar no lugar, un sitio en que no estás ni en un país ni en otro, un espacio sin nombre que no pertenece a nadie sino a la gente que lo habita. Esto son las dos ciudades del Chuy – Chuí, un lugar en que puedes usar diferentes monedas y los precios de las mercaderías son muy competitivos.
Y tú tienes algún cuento de una de las tantas fronteras terrestres esparcidas por el mundo? Nos encantaría leerlo en los comentarios!
